La tecnología es maravillosa, pero a veces ayuda a extender rumores que, además de no tener ninguna gracia, carecen por completo de sentido. Buen ejemplo de ello es el reciente hoax sobre la muerte de Sir Terence David John Pratchett, que tiene un nombre muy largo y por eso sus lectores, sus amigos, le llamamos Terry. Los nombres largos no suelen servir para nada.
Terry Pratchett no está muerto
No hay universo que pueda permitir tal sandez. Hablamos de un escritor que alumbró más de 50 novelas, todas ellas provistas de una sabiduría propia de vampiro y con un sentido del humor que se salía de las tablas. Hablamos de una persona que se forjó una espada con metal procedente de meteoritos cuando le nombraron Caballero del Imperio Británico; que escribió con inteligencia, estilo, ternura, acidez y también con más rabia que el troll peor alimentado de Ankh-Morpork.
En serio, dejad de escribir tonterías. En realidad, Pratchett está de vacaciones, pero volverá enseguida. Contando siempre con que no se haya extraviado en el Gran Nef o los magos de la Universidad Invisible le hayan transportado a sus salones tras una pésima ejecución del Rito de Cuesti-Enthe. Esas podrían ser buenas explicaciones en caso de tardanza.
Porque si los rumores fueran ciertos, significaría que nuestro mundo tendría menos luz. Que el destino puede llegar a ser tan cruel como el dios homónimo del Disco. Que las leyes que rigen nuestro universo son tan absurdas como sospechamos que son, o que nuestro universo es, por decirlo suavemente, poco avispado. Que millones de lectores quedaríamos huérfanos, sin más ánimo que el de luchar para que la historia de la literatura le haga, de una vez por todas, justicia a una de las mentes más prodigiosas de nuestro tiempo. Aunque ya sabemos lo que respondería la Muerte del Mundodisco, con su flema proverbial, a semejante afirmación:
La justicia no existe. Sólo existo yo.