El espacio, la frontera final. Estos son los viajes de la nave espacial Enterprise. Su continua misión: la exploración de mundos desconocidos, descubrimiento de nuevas vidas y de nuevas civilizaciones; hasta alcanzar lugares donde nadie ha llegado jamás.
Una gran saga, un gran director
Existen dos maneras de acercarse a esta película: tratar al filme como un relato de ciencia-ficción independiente o englobarlo dentro de todo el universo y la franquicia Star Trek. En mi opinión, la creación de J. J. Abrams sale bien parada en ambos casos.
A la espera de lo que dictaminen especialistas mucho más doctos que un servidor, el director de la undécima película sobre la Federación de Planetas y las aventuras de la nave Enterprise ha resuelto, con mucha inteligencia y respeto, las inevitables licencias cinematográficas que se han de perpetrar para que este producto tenga un buen tirón comercial y sea creativo.
Tras este pliego de descargos, no queda sino decir que Star Trek XI es un espectáculo para los sentidos. Tal vez este mensaje no llegue a tiempo, pero es altamente recomendable e incluso necesario visionar esta película en condiciones. A ser posible, en la mejor pantalla del mejor cine.
La secuencia inicial es lo mejor de toda la película. Vida y muerte en pocos minutos, junto a una de las amenazas espaciales más aterradoras que he visto en la gran pantalla.
Lo demás es previsible: apariciones estelares, gran espectacularidad en efectos, entornos y batallas espaciales... Todo al más puro estilo del creador de Lost.
En cuanto a los actores y personajes que interpretan, solo se denota cierta profundidad en los protagonistas centrales de la película: James T. Kirk y Spock; interpretados por Chris Pine y Zachary Quinto, respectivamente.
Spock sale más o menos bien parado. Es difícil que a los espectadores de Heroes se nos olvide Sylar al ver esta película, y algunos arrebatos de furia quedan un poco extraños en la piel de este semi-vulcaniano. A pesar de ello, la interpretación de Quinto resulta más que digna.
Para Kirk tengo menos halagos. Cabría esperar un poco más de justicia con tan legendario personaje, sin reducirlo al terror de las nenas que a veces desluce la película.
Por supuesto, no podemos dejar de mencionar a Eric Bana, que cumple a la perfección con su papel, en el que no pienso profundizar para no destripar el argumento.
Pero vamos a lo que importa, ¿es buena? Pues sí. Y eso es todo lo que uno puede comentar sin caer en toda una salvaje cantidad de spoilers. Si les gusta la ciencia-ficción, tienen una cita ineludible en el cine. El único gran pecado del filme: que no aparezca ni una sola vez la frase «teletranspórtame, Scotty».
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