Comprendo perfectamente la relevancia informativa de una noticia como la entrada de Facebook en bolsa. Incluso un ruido tan exagerado como este tiene su razón de ser en el amargo recuerdo que fue la burbuja de las puntocom, a finales de los noventa.
Menos comprensible resulta, sin embargo, que noticias como la boda de Mark Zuckerberg -un día después de la IPO- lleguen a la portada de los medios centrados en tecnología. Google Reader y mi cuenta en Zite parecían un dossier de prensa rosa esta mañana, con la fotografía de los felices novios en primera plana.No es la primera -ni será la última- vez que esto sucede. Que un chaval multimillonario de veintipocos llevara sudadera en una reunión con importantes ejecutivos fue, también, una noticia de 'rabiosa' actualidad en los medios digitales.
Tal vez piensen que exagero, pero entrar al trapo mediático en una boda que, casualmente, se celebra el día después de una operación económica de tal calibre, no es precisamente lo que más necesitamos. Especialmente, si tenemos en cuenta que hay cosas mucho más importantes de las que hablar sobre Facebook.