Scrinia Viatoria

Llegan los Visitantes (otra vez)

Este es un mensaje de paz para todos aquellos extraterrestres que captaron la señal de televisión terrícola en los años 80: han vuelto los extraños seres de curioso atuendo que invadieron las salas de estar en aquella década. No, no me refiero a Alphaville.

Queda por ver si V 2009 tiene un argumento y reparto tan memorable como aquella producción que nos hizo descubrir cosas tan insólitas como que Freddy podía llegar a ser majete, lo del mestizaje alienígena no estaba mal teniendo en cuenta resultados como Elizabeth Maxwell, y que el universo es capaz de engendrar algo mil veces peor que tu profesor de mates en la EGB.

Porque Diana encarnaba el mal en estado puro. Una tía cuya belleza era directamente proporcional al grado de mala sangre que imprimía en la búsqueda y persecución de Michael Donovan. Si alguna vez existió un concepto como el de "tensión sadomasoquista no resuelta", estos dos se llevarían la palma. Diana era mala como pegarle a una madre o robar la plata de la abuela. Y encima se comía roedores; si llega a ser peor, no nace.

Quitando a un lado la estética de aquellos años, donde las hombreras futuristas sembraban un panorama tan peligroso como el ataque al planeta Hoth en El Imperio Contraataca, V fue todo un referente como serie de televisión. Todo o casi todo tema de debate sobre insurrección y dictaduras estaba presente. Desde las deserciones a la resistencia, pasando por la violencia desmedida que empleaban algunos insurrectos, sin olvidar al misterioso Líder: una mezcla de autócrata y guía espiritual.

Para la valoración de la nueva serie, me remito al comentario que Anómalo realiza sobre el episodio piloto. Estoy seguro de que lo encontrarán de gran interés. Para muestra, el mejor botón:

En la nueva versión se ha prescindido de la imagenería filofascista para crear unos alienígenas recién salidos de Ikea. Y yo digo: bravo. Porque las esvásticas no son tan evocadoras para las nuevas generaciones como podrían serlo antes. Pero un ejecutivo vestido con traje y corbata en una sala minimalista e impecable, eso sí que acojona. Donde esté un tipo que huele a ERE, que se quiten todos los lásers.

We are of peace. Allways.