Según el Wall Street Journal, Mozilla, acusa a Microsoft de obstruir la instalación de Firefox en los equipos con Windows RT, una versión orientada a hardware con arquitecturas ARM. Al disponer este sistema de dos modos de funcionamiento -classic, orientado a un concepto tradicional del escritorio y RTM, con el nuevo look and feel- parece que Redmond solo permitiría el desarrollo de aplicaciones de terceros para este último, y de forma limitada.
Sabemos que Microsoft está muy interesada en fomentar el desarrollo y la programación en su nuevo entorno gráfico, pero no es difícil imaginar que un porcentaje muy elevado de usuarios preferirán el entorno «clásico» del sistema operativo donde, en las versiones ARM, el único navegador es Internet Explorer. Google también se ha preocupado por el impacto de esta medida:
We share the concerns Mozilla has raised regarding the Windows 8 environment restricting user choice and innovation. We've always welcomed innovation in the browser space across all platforms and strongly believe that having great competitors makes us all work harder. In the end, consumers and developers benefit the most from robust competition.
¡Sacrilegio, condenación, herejía! Esos rufianes vuelven a las andadas, A buen seguro que acabaremos como en los tiempos de IE5-IE6 y tendremos que evangelizar de nuevo sobre el uso de navegadores más efectivos y basados en código abierto. ¿Cabe en los Siete Reinos una idea tan perversa?
Este es uno de esos momentos en los que se hay que replantear la doble vara de medir que muchos usuarios -y tecnólogos- aplican al hablar de empresas como Apple o Microsoft. Con la llegada de iOS, aparecieron dos dispositivos que permitían instalar miles de aplicaciones, pero sólo un navegador: Safari.
De aquellos polvos vienen estos lodos. Lo que está haciendo Microsoft tan solo es recrear el cheque en blanco que el mercado le otorgó a Apple con su visión restrictiva sobre qué tipo de tecnología puede o debe funcionar en sus dispositivos. Si Ballmer & Co. saben lo que les conviene, no tardarán en suavizar las condiciones de su entorno de desarrollo. No obstante, tomémoslo como una llamada de atención: entren en el vallado del presente y no podrán salir de la cárcel futura.