Bombazo: Eric Schmidt, director ejecutivo de Google, será reemplazado en el cargo por Larry Page, uno de los creadores del motor de búsqueda y cabeza de la compañía. Schmidt queda reasignado como executive chairman. Esto fue lo que escribí sobre él en 2008, enmarcado en mi artículo monográfico sobre Google para el suplemento de los Premios Príncipe:
En agosto del 2001, Eric Schmidt ingresa como CEO en compañía. Schmidt juega el papel de gran ‘demiurgo' corporativo, con la misión de estructurar la compañía más allá del sueño técnico de [Larry] Page y [Sergey] Brin.
Y así nació el triunvirato de Google, el máximo órgano en la toma de decisiones. La presencia de un ejecutivo experimetado como Schmidt ayudó en gran medida a calmar los miedos de inversores y accionistas, despejando la incertidumbre que rondaba a una compañía «llevada por niños». Jeff Jarvis lo explica de maravilla:
It should not be a shock that Eric Schmidt has stepped aside as CEO and made room for Larry Page. Schmidt was the prince regent who ruled until the boy king could take the throne while training him to do so. We knew that this would happen. We just forgot that it would.
Ahora, Larry Page se podrá el traje de negocios y el proceso de toma de decisiones se verá notablemente simplificado. Facebook y Apple juegan con reyes, y ahora en Mountain View han decidido hacer lo mismo, desenrocando al consejo supremo y poniendo al frente ejecutivo a un programador cuyo apellido figura en el nombre del algoritmo que tan famoso hizo al buscador.
Dice Charles Arthur en el Guardian que la estrategia que Google venía desarrollando en los últimos tiempos estaba algo desenfocada. Fiascos como Google TV, experimentos que se quedaron en gaseosa como Wave o los problemas en el reino mágico de su algoritmo, tomado ahora por spammers, pedían a gritos un cambio radical.
En estos instantes, los blogs tecnológicos son hervidero. ¿Cómo afectará la noticia al sector? La respuesta en las próximas semanas.
Actualización. Ken Auletta en The New Yorker, sobre el desafío que se le viene encima a Larry Page:
In the meantime, Larry Page, who read books on business as a young man, who at age twelve read a biography of Nikola Tesla and took away the lesson that it was not enough to be a brilliant scientist if you were not also a good businessman who controlled your inventions, had more aptitude for management than Sergey Brin. It was always assumed that one day Page would be C.E.O. Now that he is about to be, he will have to change. He is a very private man, who often in meetings looks down at his hand-held Android device, who is not a comfortable public speaker, who hates to have a regimented schedule, who thinks it is an inefficient use of his time to invest too much of it in meetings with journalists or analysts or governments. As C.E.O., the private man will have to become more public. And he will have to rid himself of a proclivity most engineers have: they are really bad at things they can't measure. Like fears about Google's size, and privacy and copyright and how to deal with governments that are weak at measurement but rife with paranoia.