Scrinia Viatoria

James Foley: asesinato en diferido

El ví­deo demuestra hasta qué punto puede llegar el grupo yihadista Estado Islámico en su propaganda y celebración de la atrocidad: el periodista James Foley, asesinado ante las cámaras.

Es toda la descripción que pienso utilizar. De hecho, la ausencia de imágenes en este texto no es casual. Otros medios de comunicación han escogido, acertadamente, piezas de trabajos realizados por el periodista o fotos del mismo en el ejercicio de su trabajo. Les honra.

Existe cierto debate entre algunos colegas de profesión sobre lo procedente de publicar imágenes -no explí­citas- del ví­deo propagandí­stico donde Foley es ejecutado. Un artí­culo de Mashable llega a utilizar el término autocensura; expresión demasiado gruesa para un ejercicio clásico de ética periodí­stica.

Esta tarde me preguntaba sobre cuál serí­a mi decisión editorial a la hora de publicar o no publicar fragmentos del mencionado ví­deo. Recordé que ya habí­a tomado una decisión similar en el pasado sobre un suceso que, si bien tuvo diferentes circunstancias y protagonista, habrí­a de servir para trazar una lí­nea. Lo que no quiere decir, claro está, que otras opciones sean incorrectas.

El dictador ahorcado

El 28 de diciembre de 2006, tras su juicio en Irak, Sadam Husein fue condenado a morir ahorcado por el Alto Tribunal Penal Iraquí­. La sentencia fue ejecutada el 30 de diciembre y se filtró una imagen del dictador en el cadalso, así­ como ví­deos donde aparecí­a momentos antes, durante y después de cumplirse la ejecución. Como coordinador de la edición digital de La Voz de Asturias, tení­a dos opciones: publicar o no publicar dicho contenido en la portada de nuestro sitio web. Elegí­ no hacerlo.

Que fuésemos un medio de comunicación regional me eximió, tal vez, del sentido de urgencia de otros diarios digitales respecto al contenido gráfico. Por otra parte y como ustedes comprenderán, no es que sintiese una piedad especial por un asesino de masas de la categorí­a de Husein. Sin embargo, decidí­ que titular y texto eran lo suficientemente explí­citos como para ahorrar a nuestros lectores otra nota más a la coral de sogas. Pensé, en aquel entonces, que tal recurso tan solo añadirí­a más insensibilidad a una opinión pública que ya estaba acostumbrando su estómago a la crudeza.

Fronteras en el periodismo gráfico

Tal vez se pregunten qué tiene que ver aquella ejecución con este asesinato. Pues bien; si evité llevar a portada la imagen del cadáver del dictador, más razón lleva, a mi parecer, evitar la difusión de la propaganda procedente de una caterva de asesinos repugnantes. Ni tan siquiera pudo James Foley escoger sus últimas palabras. La decisión editorial, en lo que a mí­ respecta, es clara.

Sin embargo, tales decisiones jamás han sido unánimes en cuanto a la información gráfica, ya que su frontera puede llegar a ser difusa. Algo que comprobé tras la muerte del dictador iraquí­, cuando el siguiente número impreso de La Voz de Asturias llegó a mi casa. El cadáver de Husein estaba en portada.