Scrinia Viatoria

El peligro del filtrado en los trending topics de Twitter

Recientemente, Twitter ha aplicado a los perfiles de todos sus usuarios un nuevo tipo de trending topics: las tendencias personalizadas. La nueva funcionalidad realiza un filtrado de los temas del momento basándose en los intereses o ubicación geográfica del usuario. Parece una buena idea y me gustarí­a equivocarme, pero creo que es un grave error.

El objetivo de esta medida es reducir la sobreexposición a Justin Bieber los temas que no nos interesen en absoluto. De esa forma, la sección de trending topics tendrá una equivalencia del filtro anti-spam que usamos en nuestros correos electrónicos. Dice Enrique Dans:

Que una herramienta como los trending topics de Twitter se convierta en una sucesión de estupideces sin sentido, de memes absurdos y de tonterí­as elevadas a tal categorí­a por grupos obsesionados con mostrar al mundo lo obsesionados que están era algo que tení­a preocupados a los responsables de Twitter porque disminuí­a en gran medida el valor de la herramienta para la mayorí­a de sus usuarios. La solución de eliminarlos directamente al ser detectados era problemática, porque evocaba todo tipo de posibilidades de censura y de, básicamente, tirar al niño con el agua del baño: que para arreglar un problema molesto, recurriésemos a un arma que podí­a potencialmente provocar males mayores.

Una de las cosas que más me gustó de Twitter fue el nivelado en el terreno de juego. Las reglas son sencillas: 140 caracteres que pueden ser más o menos leí­dos en función de las personas que te sigan. Se puede responder a quien se quiera, a no ser que dicha persona establezca un bloqueo contra nosotros.

En el caso de los temas del momento o trending topics, el algodón no engaña: si la densidad del tema es suficiente, aparecerá listada en la sección correspondiente de todos los usuarios del servicio. Con algo tan sencillo fue Twitter y no Facebook la red social que intentó tomarle el pulso al mundo.

A nivel nacional, Twitter supuso todo un descubrimiento en la vida polí­tica y periodí­stica. A los polí­ticos les gusta Twitter, porque amplifica su mensaje; a los periodistas les gusta Twitter, porque es una gran fuente de noticias y diversión cuando alguno de los polí­ticos da un patinazo y se amplifica tanto como el mensaje que pretendí­an vender. A los ciudadanos les gusta Twitter, porque supone un gran altavoz para llegar a periodistas y políticos.

Aunque las tendencias personalizadas se activen por defecto, pueden modificarse las mismas desde la sección descubrir. Sin embargo, es harto probable que muchos usuarios del servicio no se percaten de que los términos están siendo filtrados. Lo que es peor, es harto probable que muchos polí­ticos encuentren en los temas personalizados una fabulosa manera de ignorar el ruido generado por sus acciones.

Así­ pues, ¿qué elegirí­amos entre relevancia y representatividad? Antonio Ortiz describe muy bien esta disyuntiva (las negritas no son mí­as):

Es una apuesta arriesgada porque hasta ahora la portada de los TT era algo escaso (una para todos que se modifica durante el dí­a) y pasa a ser tan abundante como usuarios tienen. Y lo escaso siempre es mucho más codiciado, más valorado tanto como para conseguirlo por méritos propios (vamos a mover esto para ser TT) como pagando. Para mí­, como usuario, es un cambio a mucho mejor experiencia (toda vez que no me siento amenazado por los filtros), para Twitter como plataforma que se quiere colocar como nodo central de la distribución de la información, no estoy seguro de que lo sea tanto.

Twitter se ganó a pulso su papel como altavoz de opiniones y sentimientos. Si en vez de un filtro mundial tenemos millones activados por defecto, la red social corre el peligro de perder parte de su valor. Lo mismo opina Drew Olanoff en TheNextWeb:

Twitter is global, and that should be the default. Please, please stop trying to be more like Facebook. [...] I personally don't want algorithms created by people who don't really know me telling me what I should know about in real-time.

A veces, el ruido es necesario.