Scrinia Viatoria

Día del Libro: alimento para el corazón

Guardemos un minuto de silencio por almas y letras. Sea esta una señal de honor y de respeto, para aquellos y aquellas que han sacrificado sueños, sufrimiento y esfuerzo, a fin de que nosotros podamos leer en la seguridad de nuestro sillón orejero. En el tren, la biblioteca o la parada de autobús, viajan nuestros sueños de tinta. Larga vida a la literatura, no tan vieja como el mundo, pero con un gran poder.

Porque la palabra escrita tiene poder; el poder de sanar heridas del alma. La creación literaria es capaz de apuñalar conciencias y cambiar a las personas. Tal es la posibilidad de mutación, que muchos temen acercarse a cierto libro. Porque los libros fueron creados por conciencias, y parte de las conciencias se vuelcan en los libros, que contienen luces o sombras de su autor. No importa dónde nos lleve la ciencia, o el progreso tecnológico: las palabras llegaron antes.

Ayer, Día del Libro, las letras deambularon por la calle. Se colaron en portales, conciencias, maletas, bolsos y mochilas. En Cataluña, se envolvieron con promesas de amor, papel de regalo y una rosa.

Por eso todos los días son días de libro. Días para despertar, expandir la mente y reformar nuestro pensamiento. Porque la palabra escrita, sea donde sea, es llave a la mayor ventaja del ser racional. Porque los libros nos permiten tomar las ideas y visión de un extraño y hacerlas nuestras. Porque nos permiten vivir cien mil vidas, para después desperezarnos y tomar un café. Porque vivir vale la pena, aunque sólo sea para seguir leyendo.