La pornografía infantil es una de las peores plagas que infectan la red que tanto amamos. Me disgusta en gran medida que los avances tecnológicos de la sociedad de la información sean utilizados por unos monstruos para robar la inocencia a los más pequeños.
En nuestro país, existen diversos modos de denunciar cualquier tipo de contenido relacionado con sexo y menores. Asociaciones como Protégeles o divisiones como el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil, ponen a disposición del internauta las herramientas necesarias para denunciar cualquier tipo de contenido sospechoso que nos podamos encontrar.
Pero esta clase de abyectos depredadores no sólo se cierne sobre fotos ajenas, también sobre las suyas. Sí, ha leído bien.
Con el auge de redes sociales como Facebook, Tuenti o Windows Live, cada vez es más habitual que utilicemos esta clase de servicios para subir y compartir nuestras fotografías personales. Excursiones, fiestas, celebraciones… Casi todo tiene cabida.
El problema es que algunos pederastas, aprovechando el desconocimiento o la negligencia de muchos usuarios, utilizan las fotos de menores que son públicamente accesibles como lugar de encuentro y pozo de mugre para dejar sus tenebrosos pensamientos en forma de comentarios obscenos justo debajo de esa fotografía donde aparece nuestro familiar menor de edad.
Por todo ello, dos consejos muy rápidos:
No suban fotos de familiares menores a redes sociales. Puede parecerles exagerado, pero es mejor prevenir.
Vean, uno tras otro, los cuatro vídeos que dedica Marcelino Madrigal a este espinoso tema. Un minireportaje de investigación con algunas de las claves que utiliza esta chusma para esparcir su mierda por la red. Aviso: algunas imágenes podrían herir su sensibilidad.
Marcelino Madrigal | La cara oculta de las redes sociales