"Los libros me enseñaron a pensar y el pensamiento me hizo libre." – Ricardo Corazón de León
¿Hasta cuándo? Ahora la Comunidad Europea se empeña en que paguemos por soñar. Ni me parece bien que el estado cargue con el canon por préstamo, ni me parece bien que carguemos con ello nosotros. Teniendo en cuenta que todos los años hacemos la declaración de la renta, nos dará igual una cosa u otra.
Que el estado se haga cargo sería el mal menor. Yo puedo pagar por un servicio de préstamo en la biblioteca, pero hay gente que no podría hacerlo. En la universidad, me educaron para prestar ayuda al necesitado. Me enseñaron que una biblioteca no es únicamente un sitio para leer, sino también para educar, orientar y abrir la mente. Es comprensible que algunos servicios como el préstamo interbibliotecario, requieran a veces un pago. Pero lo otro no puede ni debe tocarse.
Tasar el préstamo de libros es introducir una mancha en la hoja. Es poner precio al derecho de saber. Es poner un muro a la necesidad de evasión. Es contaminar el espíritu de las bibliotecas. Es ponerle trabas a quien no tiene nada, salvo su ansia de saber. Es alejar la cultura de los desfavorecidos. El préstamo de pago atenta contra la cultura.
No a la castración intelectual, no a tener que pasar por caja para pensar.