De pequeño me regalaron un libro sobre ecología. Se titulaba 50 cosas que los niños pueden hacer para salvar la tierra, y en su día fue muy publicitado. Perdido ya en una de tantas mudanzas, recuerdo varios pasajes de aquel libro. Desde los pasos para fabricar humus con lombrices hasta cuánta agua perdíamos cada vez que dejábamos el grifo correr para que se enfriara.
También incluía datos interesantes sobre cuánto costaba que los materiales desechados se degradasen, y creo recordar que el vidrio tardaba unos cuantos siglos. El libro nos hablaba de la calefacción como un monstruo que crecía deprisa y al que no podíamos dejar salir de nuestra casa, y también nos aconsejaba sobre la conveniencia de utilizar bolsas de papel en lugar de las de plástico. Lamentablemente, en los supermercados españoles no se estilaban mucho las bolsas de papel.
Era un gran libro porque estaba escrito sobre la base los niños no son idiotas, pilar fundamental para no crear una horterada que se olvide por siempre en un cajón. Hoy día no sé por dónde anda ese libro, pero aún lo recuerdo.
Parece ser que existen varias ediciones más recientes con ciertos cambios en título y editorial. La que se me antoja más parecida es 50 cosas sencillas que tú puedes hacer para salvar la tierra ya que la autoría corresponde al Earth Works Group, como en la edición original.