Scrinia Viatoria

A San Fermín pedimos

Con motivo de la trágica muerte de un joven durante el encierro del pasado viernes, se reavivaron varias discusiones acerca de la tauromaquia en general, y las fiestas de San Fermín, en particular.

La fiesta

Estoy en contra de las corridas de toros. Considero que la tradición no justifica el baño de sangre público de un animal. Al mismo tiempo, me declaro carnívoro irredento e impenitente. Como lo que otros matan, pero no comprendo la muerte por mera diversión.

Soy consciente de lo que significan las fiestas de San Fermín para Pamplona. Mi mente sólo puede hacerse una vaga idea de la pérdida de beneficios que supondría la anulación de una fiesta de tal magnitud. Para el turismo local sería un duro golpe.

Puedo comprender las razones culturales y antropológicas que impulsan a un divino a correr delante del toro o junto a él. Como provincia romana que fuimos, no se nos pasó desapercibido el culto de Mitra y la influencia que la simbología del toro ha ejercido en varios paises bañados por el Mediterráneo.

Sin embargo, nada de eso está reñido con establecer ciertos controles a fin de evitar tragedias (humanas) en la fiesta. El joven que perdió la vida era corredor experimentado, pero al ojo avizor no se le escaparán los múltiples gamberretes que pueblan los encierros. Y creanme, son fáciles de identificar: observen a esos imprudentes que andan pegando palmadas al animal en plena carrera desbocada.

Contenido gráfico

Mi segunda reflexión es de índole periodística. Sonia Blanco, profesora en la universidad de Málaga, gran conocedora de los medios de comunicación y podcaster a la que tengo en gran estima, enmendó la plana a las ediciones digitales de los diarios por incluir la foto del joven fallecido, tendido en el suelo y con la cara empapada en sangre.

La imagen sirve para informar y remover conciencias. Sin embargo, todo tiene un límite y debemos ser conscientes de que el fallecido tiene una familia y amigos, que habrán sufrido el duro trago de contemplar la fotografía del fallecido en todos los medios.

Como última reflexión, ¿por qué tenemos tan claro esto, y sin embargo nos escandalizamos cuando en EEUU se censuran las imágenes de féretros transportados desde Irak? No crean que es una pregunta con trampa. Al menos, yo no tengo la respuesta.